Ataques de pánico
En centros Vidanova estamos plenamente comprometidos con la completa recuperación de todos nuestros pacientes. Es por esto que hoy os traemos uno de los trastornos más extendidos a día de hoy. Los ataques de pánico.
¿Qué son los ataques de pánico?
Un ataque de pánico es una aparición de corta duración, de una sensación de malestar intensa, miedo, terror, frecuentemente asociada a pensamientos catastrofistas. Muerte inminente, de volverse loco, de perder el control. Esto viene acompañado de una sensación de necesidad de escapar de la situación. Es un trastorno cada vez más frecuente.
El trastorno de angustia es cuando existe una aparición frecuente de ataques de pánico, de forma recurrente e impredecible. Los ataques de pánico pueden ocurrir varias veces a la semana. Habitualmente el primer ataque de pánico suele ocurrir al final de la adolescencia, al inicio de la edad adulta. Siempre se suele recordar el primero. Hay una asociación directa al miedo y la ansiedad sentida, así también como miedo a que se vuelva a repetir. Los sujetos intentan evitar las situaciones que han desencadenado los primeros ataques o los sucesivos. En pacientes que sufren este tipo de trastornos es muy común que se vean episodios de agorafobia o miedo a no poder salir del lugar en el que se encuentran.
¿Cuáles son las causas de los ataques de pánico?
Sus causas se desconocen actualmente aunque existen estudios que indican un componente genético importante. Parece que está implicada una liberación exagerada de catecolamina.
Síntomas de un ataque de pánico
Según un importante estudio estos son los síntomas más comunes que podrían determinar si se está sufriendo un ataque de pánico.
Para poder determinar que se sufre un ataque de pánico tienen que aparecer de forma brusca 4 o más de los siguientes síntomas.
- Palpitaciones, sacudidas del corazón o aumento de la frecuencia cardiaca.
- Sudoración.
- Temblores o sacudidas.
- Sensación de ahogo o falta de aliento.
- Sensación de atragantamiento.
- Opresión o malestar en el pecho.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Inestabilidad, mareo o desmayo.
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (sentirse separado de uno mismo).
- Miedo a perder el control o volverse loco.
- Miedo a morir.
- Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) en extremidades o alrededor de la boca.
- Escalofríos o sofocos.
¿De qué modo se diagnostica?
Para poder diagnosticar un trastorno de angustia, el paciente tiene que haber estado sintiendo al menos un mes temor a que vuelva a repetirse un ataque de pánico previo.
Existen unos criterios básicos para poder diagnosticar un trastorno de angustia.
- Ataques de pánico repetitivos.
- Una de estas crisis ha tenido lugar en el último mes.
- Inquietud continua de que pueda tener lugar otro ataque, perder el control, morir, desmayarse.
- Cambios en el comportamiento de la persona a raíz de tener las crisis.
- .Las crisis de pánico no tienen relación con el uso de algún tipo de droga o fármaco.
- Las crisis de pánico no tienen relación con alguna enfermedad médica.
¿Cuál es el pronóstico?
Los tratamientos actuales controlan los episodios. Muchos de los pacientes no vuelven a tener ningún síntoma y muchos de ellos pueden prescindir del tratamiento. Muchos afectados no acuden al médico y pueden sufrir bastante.
¿Qué tipo de tratamientos existen?
El objetivo principal del tratamiento para las crisis de pánico es el de reducir al máximo el número de ataques y su intensidad.
El tratamiento es fundamental y se emplean ansiolíticos en fases más tempranas y con antidepresivos, (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina). Estos tratamientos se alargan en el tiempo incluso sin tener ataques, para reforzar y asegurar el tratamiento.
Los tratamientos con psicoterapeutas también son esenciales para la recuperación total.
La combinación de ambos tipos de tratamientos es lo más recomendable, así también como la práctica de deporte y el mindfulness o técnicas de meditación.